sábado, 27 de agosto de 2011

17. Las estrellas son negras, Arnoldo Palacios


Irra se sentó al borde del catre. La mujer seguía acostada, el traje arriba de las rodillas. Él empezó a desvestirse y poner la ropa sobre un asiento de madera. ¿Por qué había temblado él tanto aquel día? Al fin se echó sobre la mujer. Pero ella no quiso desnudarse totalmente como él hubiera querido. Él deseó observarla desnuda de pies a cabeza. Observar una mujer desnuda, cuidadosamente. Pero ella sólo accedió a arregazarse el traje hasta la cintura. ¡Gach! No entendía cómo él había llegado a besar esa cara barrosa, salada de sudor. Él besó en la boca a aquella perra sucia, enfermiza; aquella paisa plagada de piojos… Pero él no estuvo mucho tiempo encima de aquella mujer… Instantes después ella le dijo que bajara…; que ya había pasado el tiempo.

Las estrellas son negras, Arnoldo Palacios

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