sábado, 22 de octubre de 2011

24. La luz difícil, Tomás González




A eso de las tres de la tarde, Sara y yo dormimos unos minutos y al despertar hicimos el amor tendidos de costado, abrazándonos de frente con tal intensidad que alcanzamos una comunión absoluta en el placer y sobre todo en la aflicción. No sé cuántas veces habremos hecho el amor en tantos años juntos, Sara y yo, miles de veces, pienso, de miles de maneras y en miles de estado de ánimo, tanto en épocas felices como en momentos tan horrendos como el que estábamos viviendo, y cada vez fue diferente, cada vez como si fuera la primera. Dormimos otro rato, aún abrazados y compenetrados. Al despertar, tal vez media hora más tarde, oí en el cementerio el canto agudo de unos Blues Jays, y, un poco más al fondo, en la calle, un insulto ronco y feo, como un estertor: “Hey, you, motherfucker!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario