domingo, 9 de octubre de 2011

23. Mirando al final del alba, Arturo Álape



No me desesperes más con la ausencia enmascarada, no me lastimes más con el sonido mudo de tu voz, evita mis sufrimientos con la dolorosa lejanía que impide darme tus abrazos… Regresa con tus sueños cuando me añorabas; ven y chupa mis senos y vibra; ven y descansa en mi vientre y rehúye las extrañas palpitaciones de culpabilidades; besa mi boca y deja mi cuerpo en el olvido oculto entre tantos olvidos; penétrame con tus dedos que ofrecen el olor de otras honduras; reconóceme con tu lengua que se volvió muda con la indiferencia que llora; méteme tu cabeza con tu pelo y barba y tus hombros y siente por primera vez los movimientos de mi cuerpo que sufre tanto por las emociones que nunca lo pervirtieron, que nunca me diste, que nunca te pedí, que nunca exploraste, que nunca sentiste como necesidad para mí y para los dos; penétrame con tu vida desde niño y desde hombre que fue para mí la compañía idealizada; ven como el hombre que eres hoy y métete en mí y vuelve por los indicios que indagan, porque yo siento que soy tu definitiva mujer, hembra y esclava que paciente escucha; mujer que aprende, mujer que también tiene la almendra de su dulzura que poco a poco fue apagándose en mí como fruto degenerado; aquí me tienes en la espera a pesar de tantas fúnebres desesperaciones, siempre he estado presente para ti… Penétrame.

Mirando al final del alba, Arturo Álape 

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